Monday, March 17, 2008

El alcance de la traducción

Luego de haberme ido una semana de vacaciones vuelvo a la carga, renovado.

Cuando se habla sobre traducir un texto, uno imagina la tarea del traductor como "simplemente" convertir lo escrito en un idioma en algo escrito en otro diferente, pero con el mismo contenido.
Sin embargo, aquí es donde comienzan los problemas.
¿Cuál es el contenido de un texto? ¿Cómo se lo puede evaluar? ¿Qué traducción es la mejor? ¿La que respeta las palabras utilizadas? ¿La que pretende mantener la forma y estructura del texto? ¿La que procura mantener la "idea" o la "intención" originales del autor? ¿Cómo estar seguro de cuáles eran las intenciones originales del escritor?
Estas preguntas, y otras muchas, nos vienen a la mente cuando intentamos detallar el alcance y la calidad de una traducción. Y todo se resume en: ¿se puede lograr un texto en un idioma diferente que respete la esencia del texto original?
La respuesta es: probablemente no.
No, porque pueden aparecer palabras que no tengan una traducción directa, y requieran de varias palabras para transmitir su significado.
No, porque hay estructuras estilísticas y gramaticales que no tienen equivalente directo en el idioma de destino.
No, porque el idioma viene acompañado de una cultura que es ajena a otros idiomas.
No, porque la historia de las palabras es diferente para cada idioma.
Etcétera.
Por supuesto, me estoy refiriendo principalmente a la traducción literaria. La traducción técnica tiene sus propias complejidades, que probablemente aborde en un post posterior (¿cómo traducir post, por ejemplo?).
La tarea del traductor viene entonces ligada a innumerables restricciones. Y es por eso que el traductor tiene a su vez ambas tareas: la de descuridor y la de creador. El trabajo del traductor es el de re-crear el texto.
Pongamos por ejemplo la siguiente frase en inglés, el segundo idioma que mejor manejo: "There are, actually, hundreds of ways of doing it; and at least five you could get away with."
Cómo traducirla? Se me ocurren varias opciones, y varios puntos a tener en cuenta a la hora de encarar su traducción (al español, por supuesto).
Para empezar, hay que reconocer a actually como un false friend muy habitual en inglés. No debe ser traducido como actualmente, sino como de hecho, en este caso.
Por lo tanto, la primera parte de nuestra oración quedaría algo parecido a: "Hay, de hecho, cientos de maneras de hacerlo..."
Por cierto, esa oración podría comenzar con "There are, actually, hundreds of ways to do it..." y la traducción sería la misma. O sea que ya estamos perdiendo, en cierto modo, algo del contenido original, al no poder reflejar el matiz presente en ella. Es imposible diferenciar entre ambas versiones.
En cuanto a la segunda parte de la oración original, varios detalles van a perderse en la traducción, comenzando por la estructura de colocar la preposición al final. Pese a la pretensión de que en inglés resulta incorrecto terminar una oración con una preposición, esa es una limitación copiada del latín por los gramáticos ingleses de los siglos XVI y XVII. Dado que el inglés no es una lengua derivada del latín, ésta es una limitación artificial que no se corresponde al idioma. Es perfectamente aceptable finalizar oraciones con preposiciones en inglés, pero no así en español, que sí es un idioma latino.
Por lo tanto, ninguna forma que se nos ocurra para traducir esa segunda parte, puede reflejar este sutil giro en la construcción. Algunas opciones son, por ejemplo: "...y podrías salirte con la tuya con al menos cinco de ellas." o "...y al menos de cinco podrías salirte con la tuya."
Una posible traducción de la frase completa sería: "Hay, de hecho, cientos de maneras de hacerlo; y al menos cinco de salirte con la tuya." Por supuesto, me tomé algunas libertades con la traducción, tales como abreviar un poco el resultado final, para darle una forma más dinámica. Algo un poco más elaborado podría ser: "Hay, de hecho, cientos de maneras de hacerlo, y al menos cinco con las que te las podrías arreglar." Con esto procuro apegarme lo más posible no solamente al significado original, sino también a la estructura y la forma presentes en la oración, salvando las distancias entre ambos idiomas.
Por supuesto, distintos traductores, elegirán distintas variantes según sus propios requisitos y preferencias. Algunos buscarán mantener la estructura idiomática en la medida de lo posible, alterando levemente las palabras usadas, otros preferirán apegarse al contexto, o a la literalidad de la traducción. Distintas opciones pueden ser preferibles en distintos casos, y corresponde al traductor y a su buen criterio elegir la que más convenga en cada momento.

3 comments:

Luciano said...

Coincido con que esto es un problema. Yo prefiero leer los libros que son originalmente en Inglés, en Inglés, y así con cada idioma que conozco (bah, el único otro es el Español :P). Aunque las palabras tengan traducción, no suenan igual...

Un saludo!

Luciano said...

Por cierto, no sabías que tenías blog. Ya te linkeé en el mío ;)

Andrea la de Literatura said...

Muy buen post. Ya sabrás que los cuentos de Poe se hicieron populares en Argentina en un momento porque los tradujo Cortázar. Y otro tanto con traducciones hechas por Borges y amigotes.Hay una frase en el texto de Stainer que intenté recomendarte que dice "tradutore tradittore", traductor, traidor, más o menos. ¿Quién se anima a traducir a Shakespeare por ejemplo? Hoy tenemos otro problema que es el de la traducción de los mensajes de texto. ¿Qué nos quieren decir? Parece ser un lenguaje totalmente nuevo, sin tildes, con muchas x, no sé, hace rato algo se está moviendo en la lengua escrita que se me hace va a afectar a la larga hasta los contextos más formales.